Breve nota sobre el desarrollo de la lengua a la luz de la enseñanza de Giambattista Vico.

Comenzamos a formar las partículas elementales de la lengua para comunicar ideas y para desahogar pasiones propias, dichas partículas debieron ser en sus comienzos meros monosílabos, pues la lengua nació pobre, muda, por signos y con gestos.

Los pronombres fueron las primeras partículas en aparecer en el desarrollo de la lengua, ya que los pronombres sirven para comunicar con otros nuestras ideas entorno a cosas que con nombres propios no sabemos nombrar o los otros no saben entender. Aún observamos hoy en día como casi todos los pronombres son monosílabos.

Los artículos en tanto que pronombres conservan esa propiedad de anteceder a los nombres a los que están sujetos, al igual que las preposiciones han de preceder a los nombres que las requieran. Estas, las preposiciones, son parte importante de las partículas que se formaron luego de la aparición de los pronombres.

Poco a poco se fueron formando los nombres propios, lo que representa el sustantivo de la lengua, los nombres propios significaron primero y propiamente casas ramificadas en muchas familias. En derecho romano, nombre significa ley y también moneda, cosa que nos indica que con la aparición del sustantivo en ley que es la lengua, también comenzó el comercio entre nosotros como acción sustantiva de la vida de las naciones.

Las palabras humanas siguieron formándose gracias a las interjecciones de voces articuladas por el ímpetu de pasiones violentas. mientras que los nombres propios nacieran antes que los verbos nos lo demuestra el hecho de que no hay oración si no hay un nombre que exprese y rija la proposición.

Finalmente la evolución de la lengua conformó los verbos, tal y como observamos todavía hoy en los niños que expresan nombres y partículas, es decir, pronombres y preposiciones, mientras aún callan los verbos, pues los nombres designan ideas que dejan huellas firmes en nosotros, por su parte, las partículas hacen lo mismo expresando modificaciones; pero los verbos significan movimientos que suponen un antes y un después, el pasado y el futuro, movimientos que únicamente pueden ser medidos por la síntesis siempre dudosa del presente indivisible e inextenso sostenido por el sentido del Yo en su vínculo con la superficie de la subjetividad.