top of page
Search

Le voy dando pa´la casa

  • Andres E. Borregales M.
  • Oct 24, 2018
  • 8 min read

Juhani Pallasma, Arquite, Finland.

Nota del editor: Nuevos vínculos, mismo acto.

A mi amigo David Acuña Gomez




Acabo de terminar de leer el libro "Habitar" del arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa quien como ningún otro autor hasta ahora me ha hecho sentir que leía algo que ya estaba dentro de mi-


La sensación que voy a tratar de hacer sentir con estas líneas es la de alguien que encuentra lo que busca.

Nada más engañoso cuando se toma en el sentido de un punto de llegada, pero divinamente útil en la orientación de quien se empieza a hacer las preguntas correctas.


Desde hace rato venimos trabajando los distintos nexos entre la arquitectura y el psicoanálisis, convencidos de que tanto el arte de la construcción como la experiencia límite de la subjetividad, guardan una correspondencia inmanente a nivel de discursos y a su vez comparten una causa que nos parece familiar.


El psicoanálisis hoy más que nunca se encarga del cuerpo, tanto en la clínica como en el abordaje de éste en su discurso y en su teoría del Parletre o del cuerpo hablante en tanto que enigma


Esto no quiere decir más sino que después de 100 años de programa de investigación psicoanalítica, en ciertos aspectos de nuestra propia práctica, no tenemos ni idea de qué estamos haciendo.


Tras más de 5 generaciones de analistas, tomando cualquier escuela u orientación, no hemos levantado un plano que nos permita ubicar con mayor exactitud las lagunas metapsicológicas dejadas por Sigmund Freud, aunado al vergonzoso espectáculo de todas las escuelas lacanianas hasta ahora conocidas, embarcadas en la búsqueda de un real que existiera por fuera de la representación subjetiva, es decir, por fuera del deseo sin explicar cómo eso se sostiene topológicamente en la sintaxis de los actos, esto nos deja un sabor amargo en la boca que irónicamente, tal como la vida, nos enseña a conseguir el gusto en la amargura.


A buen entendedor pocas palabras. Sigamos.


Hemos podido ubicar en la intersección epistémica entre la poesía, la música, la arquitectura y el psicoanálisis el lugar que hará de puente para que éste último se abra paso y lugar en el siglo XXI propiamente hablando.


Si en el siglo XX se pretendió hacer del psicoanálisis una ciencia de lo real, en el siglo XXI nuestra tarea es abordarlo como arte para que nos oriente hacia lo real.


A esta orientación hacia lo real propiamente hablando la llamaremos tentativamente las resonancias poéticas del psicoanálisis en el siglo XXI.


Es a partir de esta enseñanza en clave de repetición y no en clave de progreso que articulamos el lugar del cuerpo tanto como representación, es decir, cuerpo tomado por el deseo y capturado por su imagen, con el cuerpo como goce o sea cuerpo afectado por la pulsión y los afectos. Esta reunión se conoce como acontecimiento de cuerpo porque tiene carácter de tal, es un acto que pone en marcha el trabajo simultáneo de todos los registros subjetivos.


Los actos de la vida cotidiana son este tipo de actos, ellos nos permiten ver en lo real un pliegue de la subjetividad que se articula con lo imaginario del cuerpo, un ejemplo ya clásico en nosotros de esto es el hecho de que algunos sujetos se paren, caminen, o se molesten de una forma idéntica a alguno de sus padres.


Un goce en el cuerpo, un afecto, se pliega como un origami a la imagen de este cuerpo que tomó como propio en la génesis de la alienación especular. Este es el pliegue Real-Imaginario de nuestra subjetividad.


Por otro lado, hemos analizado lo que sucede cuando esta misma alienación sucede en el pliegue entre lo simbólico y lo real. Del lado de éste pliegue su traducción clínica la reconoceremos en la forma en que dos hermanos comparten el tono de sus voces propias.


La vida es demasiado real como para engañarse creyendo que hay un real más brutal, más lógico o simplemente más inmanente del que la vida misma nos hace sentir a cada instante. Con sus goces y sus vainas, no es cierto?


De ahí nos viene el gusto por la arquitectura, por hacer arquitectura en nuestra vida diaria, ya que como la tarea del analista ambas prácticas comparten eso de alojar los recuerdos, las fantasías, los sueños y los deseos de la gente.


La arquitectura y el psicoanálisis nos enseñan que necesitamos del secreto y de la opacidad tanto y con la misma urgencia con la que necesitamos ver y conocer. El secreto que guarda un niño de sus padres es una simbolización de una vida íntima valiosa para él como sujeto.


A nivel del síntoma que me repite como una letra de la palabra que compone mi carácter empírico, por mucho saber-hacer que desarrolle el artista o el analizante, siempre queda un resto indeterminado, irrepresentable y opaco de mi mismo.

La idea de "existir sin un domicilio" que el arquitecto toma con tanta seriedad porque entiende que el primer domicilio es el de la lengua materna, nos ha hecho repensar a las psicosis y como a su manera cada una encarna esa indigencia del no lugar, de no encontrarse un lugar propio en el deseo del Otro, es decir, en el lenguaje, en la lengua materna.










Casa de la Cascada, 1937. Boceto, Bruno Zevi.










La arquitectura y el discurso psicoanalítico enseñan que la realidad psíquica tiene como foco al cuerpo y al hogar, significando ambos lo mismo en el inconsciente, es decir en ese lugar vacío del deseo del Otro.





"El acto de habitar el hogar es el medio fundamental en que uno se relaciona con el mundo"

Juhani Pallasmaa





Hay una resonancia y una identificación inconsciente entre la casa como metáfora del lugar del sujeto en el agujero del deseo del Otro y la metáfora del cuerpo propio como lugar del intercambio con el otro semejante, el otro de la especie más allá del estadio del espejo, es decir, considerando justamente el afecto del júbilo en la captura alienante Real-Imaginaria. Por eso recordé el ejemplo de pararse o caminar como otro.


Pero habitar es un acto simbólico, pensemos en el psicótico predelirante que vive la fuga de las funciones del tiempo y del espacio, dejando de bañarse, de comer, de salir, de dormir, deja pues de habitar en el mundo del Otro y así se pierde a sí mismo en lo real.


El psicoanálisis y el arte de la arquitectura poseen la capacidad de reestructurar y alterar nuestra relación con el sentido interno, esto es con el tiempo. En el análisis suponemos esta multidimensionalidad del tiempo, es decir, de los procesos simbólicos inconscientes porque el analista maneja el hecho de que en lo real el tiempo no existe.


Lo anterior permite en el arte de construir y en el de psicoanalizar, hacer sentir tanto lo que cambia como aquello que permanece.


Ralentizar, detener, acelerar o invertir el flujo del tiempo son tareas de la arquitectura y del psicoanálisis tanto como defender el silencio y la lentitud.


El carácter inconsciente y forzado, es decir, necesario de toda elección subjetiva es patrimonio de la experiencia analítica y de su teoría de la causación subjetiva. Sin embargo, debo reconocer que esto no hubiera sido propiamente apreciado por mi hasta no haber sintonizado en Freud lo valioso de su lectura de Schopenhauer reflejada en "La interpretación de los sueños".


La sustancia del hogar son los patrones de vida únicos, los actos que componen ese habitar y que forman parte de la esencia íntima de nuestro ser y de nuestra identidad, ya que confeccionan el tejido de la realidad psíquica y fantasmática del sujeto.

Sí esto no fuera así, si no estuviera vinculado

¿Por qué habría Freud escrito y estudiado sobre La psicopatología de la vida cotidiana, acentuando su carácter vital en la medida en la que es sostén y espejo de la psique, esto es del alma?


Sí este trabajo no guardase relación con lo que de íntimo cada uno vive en lo privado de su vida diaria, entonces para que Lacan nos hubiese hablado de lo Unheimlich en el seminario de La Angustia, relacionándolo también al tema de lo que es de la casa, a lo que es más familiar en la raíz de toda angustia.


¿Acaso no se ampliaría la teoría de lo extimo en psicoanálisis si tuviéramos la mitad de asombro necesaria para ver en cada acto cotidiano la trascendencia del discurso analítico? El tratamiento del ritmo, del tiempo subjetivo son legados psicoanalíticos para el espíritu de la civilización humana.


El neurótico tiene una casa en el lenguaje a la que conoce con el nombre de Discurso del Amo o del Otro. El psicótico en este sentido no es penetrado por el afuera del lenguaje, respondiendo a este con su indigencia en relación con el Otro, lanzado a lo real sin mediación y sin casa.


Gaston Bachelard nos invita a meditar acerca de la casa, a pensar en ella como si abordáramos casi un punto "Aleph" aludiendo al cuento de Jorge Luis Borges.


¿Donde sino en la casa iba Borges a poner el resguardo del mítico Aleph?






"La casa es nuestro primer universo, un instrumento para afrontar el cosmos"

Gaston Bachelard.


La metáfora vivida que es el cuerpo propio y con él la casa en tanto hogar a partir del acto de habitar, son ideas y formas a partir de las cuales tratamos de articular el hecho de que el proceso afectivo que ocurre en el pliegue entre lo real y lo imaginario, como el caso del júbilo experimentado en el estadio del espejo que mencionamos antes por ejemplo, no sucede por separado del proceso asociativo en el pliegue entre lo real y el tiempo, el más elemental pero inaprehensible de los pliegues de la subjetividad.


Esto solo quiere decir que cada pensamiento va acompañado en el cuerpo por un afecto. Que pensar es ya un goce en el cuerpo.


Las experiencias arquitectónicas profundas son acciones y no objetos, actos y no meras construcciones.


El psicoanálisis está llamado a verificar y sostener el gran acto del encuentro humano que tiene por forma la palabra, de hecho, uno de los tantos nombres del fin de análisis es; sostener el acto, yo diría sostener el acto de habitar la vida más allá de tal o cual salida por los objetos pulsionales del sujeto.


En la arquitectura y en la investigación psicoanalítica se pueden abordar conjunta y solidariamente la geometría del lenguaje en la medida en la que articula nuestro ser en el mundo, en palabras de Pallasmaa, mientras que la aritmética del lenguaje ordena nuestro lugar posible en el tiempo, es decir en la cadena del discurso.


De lo anterior volvemos a dividir dos procesos:


Por un lado, encontramos una alienación geométrica entre lo real del cuerpo propio, esto es el afecto y la representación del cuerpo del otro de la especie, del semejante. Esto sucede en el reconocimiento de la imagen del cuerpo del otro y la alienación inconsciente que eso significa.


Por otro lado, nos damos cita a una alienación aritmética entre lo real del acto, es decir el inconsciente propiamente hablando y el tiempo en la forma del verbo, del Otro o del saber. Esto quiere decir que para poder conocerme en el sentido de mis actos tengo que reconocerlos en función del tiempo, pues cuando el espíritu esta sano son los actos y no los pensamientos los que pesan sobre la conciencia dice Schopenhauer.


El psicoanálisis lleva lo anterior al acto de la vida cotidiana bajo la premisa del carácter profundamente inconsciente del mismo.


Esto es lo que Pallasmaa acertadamente nos da a conocer con nombre de la exploración de las esencias. Esta ha sido nuestra búsqueda.


Finalmente quisiera decir que la transmisión del psicoanálisis y la enseñanza de la arquitectura nos recuerdan que vivimos en mundos donde lo material, es decir lo que hacemos y lo mental, o sea aquello que pensamos, se anudan permanentemente entre si.


Juhani Pallasmaa es el único autor leído que señale la existencia de varias dimensiones temporales en el arte, humildemente nosotros las hemos planteado en el discurso analítico.


Lo único que tenemos por cierto es que nuestra alienación a la experiencia y función del tiempo produce graves efectos en las subjetividades psicóticas y neuróticas.


Agradezco a este puente entre la arquitectura, la música y el psicoanálisis, por cuanto cada uno a su forma revela un sentido íntimo de nuestra existencia, de la experiencia humana, de su dignidad y de su condición.





Solomon Guggenheim, New York. 1937.






Featured Posts
Check back soon
Once posts are published, you’ll see them here.
Recent Posts
Archive
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page